Los tiempos han cambiado...
Cuando yo era pequeño no era así. Las fotos se revelaban desde sus carretes, en cámaras oscuras y se mezclaba la belleza con la espera. Ahora estamos en la era de la inmediatez y vemos fotos inundando las redes. Lo único que diferencia un buen retrato de otro es ese halo especial que sentimos al ver a alguien inmortalizado, como si pudieses tocar su alma a través de la mirada. Y cada vez que disparo mi única meta es esa, que tu alma brille en ese instante captado por mi cámara. 
No puedo explicarte con claridad el baile de confianza y de libertad que se crea en las sesiones porque cada una es especial. Como lo eres tú. Única. Único. Me encantaría emprender ese viaje contigo. Ese lugar en el tiempo donde todas tus historias, vivencias, experiencias brillan a través de los ojos de tu alma.